- PARADA:
Terminadas
las múltiples cervecerías de Edimburgo que visitamos volvimos a
la tranquilidad de los restaurantes.
El
segundo día nos dimos un homenaje en el “Ondine”
en George IV Bridge.
En
comparación con los restaurantes que habíamos visitado en la ciudad, es otro
nivel de local.
Decoración
limpia en sus líneas y camareros de etiqueta, en un amplio salón con grandes
cristaleras y espacio entre las mesas lo que otorga intimidad e impide escuchar
las conversaciones ajenas.
El
restaurante es sobretodo famoso por su marisco y sus pescados, así que estaba
claro en que se iba a basar nuestro menú.
Nuestro
pedido consistió en salmón curado y ostras como entrantes y como principales,
langostinos, vieiras, langosta thermidor y lenguado.
El salmón
estaba bueno pero no era para tirar cohetes, las ostras sí que merecían la pena
y mi pescado estaba muy bueno pero no estoy acostumbrada a tanta mantequilla. Al
resto de comensales les gustaron mucho sus respectivos platos y hubo unanimidad
en que el sitio merece la pena.
Terminamos
con mousse de chocolate y tabla de quesos para terminar las copas.
El vino
fue un Chateau Beaumont y todo salió a pedir de boca. Muy bueno. (52 ₤ p.p.)
Fecha de visita: Noviembre 2010
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