- CAMINO:
Uncastillo se encuentra dentro de la Comarca de las Cinco Villas, que comprende las poblaciones de Sos del Rey Católico, Uncastillo, Sádaba, Ejea de los Caballeros y Tauste. Tras haber pasado por una de ellas, Sos del Rey Católico, nos dirigimos a la siguiente de las cinco, Uncastillo.
Nos encontramos con un pueblo encantador, lleno de callejuelas estrechas, empinadas subidas, escaleras, arcos, bonitas puertas y bellos artesonados. Nos recibieron niños en bicicletas, jóvenes en las terrazas y turistas.
Se tiene constancia histórica de la población desde el S. X, con un notable renacimiento de la misma en el S. XII por la cantidad de Iglesias Románicas que posee y otro en el S. XVI donde aparecen los edificios señoriales.
En Uncastillo hay tres calles principales, la Calle Plaza de la Villa, la Calle de Mediavilla y la Calle de Barrionuevo, que acoge el barrio judío
Comenzamos el paseo en la Plaza de Santa María. Para quedarnos extasiados con la puerta lateral de la Iglesia de Santa María y su torre. Construida sobre una iglesia mozárabe del S. X, comenzó su construcción en 1.135 y finalizó en 1.555. Es la única de la villa que se encuentra sin desacralizar. De una sola nave con contrafuertes salvando los vanos y cornisa ajedrezada con canecillos decorados que llaman la atención. La torre, con comienzo románico está rematada con un laborioso remate gótico.
La portada que no hay que perderse, se trata de uno de los ejemplos más bellos del románico, se encuentra decorada con figuras que representan acciones de la vida cotidiana, lavándose el pelo, comiendo, jugando a las cartas, tocando instrumentos… Su autor es conocido como el “Maestro de Uncastillo”.
A continuación nos decidimos por la Calle Plaza de la Villa para continuar el paseo. Las casas son de piedra, sillería labrada y sin labrar, con puertas de madera y aleros decorados. Muchas están restauradas y se aprecia vida en la mayoría.
Pasamos por delante del Ayuntamiento. Del S. XVI representa otro de los momentos álgidos de la localidad. De estilo renacentista destaca en su fachada de sillería el entablamento de la puerta principal representando el escudo de la villa y las virtudes que todo buen gobernante debe poseer.
A ambos lados de la calle aparecen callejuelas con arcos de piedra que los atraviesan, esquinas con ventanas entremedias y dinteles labrados.
La calle termina en la Plaza del Mercado. Sus fachadas muestran grandes casonas y la Lonja Medieval.
Atravesando un túnel llegamos al final del pueblo. Justo antes, en el Callejón de San Miguel está la Iglesia de San Miguel construida a finales del S. XII es tristemente famosa porque en 1.915 el Obispo de Jaca malvendió su magnífica portada, similar a la de Santa María, al Museo de Bellas Artes de Boston, donde actualmente se encuentra expuesta.
Teníamos idea de volver por la Calle Mediavilla, pero como nos gusta callejear, nos metimos por la Plaza de los Cincuenta Caballeros para ver la Iglesia de San Martín de Tours, actualmente oficina de Turismo, y subir al Castillo.
La Iglesia de san Martín de Tours, presenta en su edificación una combinación de distintos periodos constructivos. De origen románico se reformó en el S. XVI cuando su nave central fue elevada y se le otorgaron nuevos añadidos, incluido el pequeño claustro. Su cabecera está decorada por arquillos de evocación lombarda y el acceso sur posee un tímpano similar al de la Catedral de Jaca.
El Castillo situado en lo alto de la Peña Ayllón, originario del S. X, fue edificado por el Rey Sancho Garcés I para proteger el reino de los ataques musulmanes. Alberga en el interior de su torre del homenaje el Museo de la Torre, no entramos, queríamos ver el resto del pueblo antes de que anocheciera. Junto a la torre se encuentra el Palacio de Pedro IV, de dos plantas, edificado en el S. XIV se trata de uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica palaciega de Aragón.
Rodeamos el castillo y bajamos por unas escaleras que nos llevaron a la Calle Mediavilla. En la misma esquina tenemos el Iglesia de San Andrés no se puede acceder al interior, ya que es privada. Del S. XVI, posee la tumba del Obispo Pedro del Frago y un conjunto de pinturas al fresco con motivos funerarios que representan ideas humanistas y de la contrarreforma. Justo enfrente tenemos una casa con un bonito dintel labrado.
Bajamos la Calle Mediavilla y torcemos en la Calle Roncesvalles con varias casonas señoriales que admirar, para continuar por la Calle Barrionuevo. Acogió el barrio judío y destacan sus pequeñas puertas y angostos callejones, los cuales poseían cancelas para cerrar el barrio por la noche. Su nombre actual fue puesto en 1.492, tras la expulsión de judíos y musulmanes
Nos quedaron cosas por ver, como las Iglesias de San Lorenzo y San Felices, que se encuentran al otro lado de la carretera. Pero siempre es bueno dejar algo por conocer para volver.
Al día siguiente nos desviamos un poco del camino para ver el yacimiento arqueológico de “Los Bañales”.
Fecha de visita: Septiembre 2010
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