Ir a Logroño y no acercarse por la Calle
Laurel a degustar unos vinos con sus respectivos pinchos es un pecado
imperdonable. No solo es recomendable, es sencillamente imprescindible.
Tanto en
la Calle Laurel como en la Calle San Agustín y perpendiculares
encontramos gran variedad de bares con amplia gama de vinos, como no puede ser
de otra manera tratándose de La Rioja y un buen escaparate de pinchos.
Recomiendo
pedir la especialidad porque nunca decepciona, pero si este pincho no es de
nuestro agrado, no hay que preocuparse ya que tenemos un montón más donde
elegir.
Los
sábados por la noche lo tendremos un poco más complicado por la cantidad de
gente, pero siempre encontraremos un hueco donde saborear nuestro vinito.
Esta es
solo una pequeña muestra de los sitios que nos vamos a encontrar, estoy segura
de que encontraréis alguno que os guste y si no, hay más.
Podemos
empezar con unos champiñones en el “Bar
Angel”, calentitos y con una salsita riquísima. Lo cerramos dos veces, casi
nos tuvieron que echar de allí.
En “Las Calderas” nos tiramos a por lo
clásico y escogimos el montadito de jamón que siempre está bueno.
El “Carabanchel” te informa desde una gran
pizarra todo lo que pueden ofrecer, pedimos unos montaditos de panceta
buenísimos.
Los morros y los tigres del “Bar Charly” son contundentes y sabrosos, para llenar el estómago.
No podéis pasar por delante del “Bar Cid” sin entrar a probar unas setas bajo sus parras y sus racimos de uvas.
En el “Donosti” son famosos sus cojonudos,
sus boletus sobre picadito de jamón y las croquetas. Elegid el que queráis
todos merecen la pena.
Siempre
hay fallos, por eso digo lo de elegir la especialidad, en “Las Cubanas” probamos el cochinillo, riquísimo, apostaría a que es
de Cascajares, pero una cosa no quita la otra y hay que pedirlo sí o sí, y un
pincho de risotto que no se podía comer, imposible.
“La Mengula” tiene unas zapatillas muy ricas que hay que catar y un personal muy
agradable.
En el “Mesón del Abuelo” aparte del montadito
de lomo y del pincho de atún tuvimos un capricho y pedimos también una ración
de chipirones, porque tenían una pinta…
No puedes irte de Logroño sin pedir una queja en “Las Quejas”, un riquísimo bocadillito de jamón, setas y queso.
Volvimos
a caer en los chipirones en el “Bar
Soriano”, no nos pudimos resistir.
Las zapatillas del “Villa Rita” son famosas y colosales y para acompañarlas nos bebimos un Paternina que estaba increíble.
Fuera de
la zona de la Calle Laurel, en la Calle Portales, el sitio elegido para
comenzar fue “La Taberna Portales”
con sus abuelas tomando café y sus montaditos de jamón.
(En todos
ellos vino joven y pincho, anda alrededor de 2,00-3,00 € p.p.)
Fecha de visita: Noviembre 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario