El
segundo día en Toledo fue diferente. Nos enteramos de que había romería ya que se
celebraba el día de “La Virgen del Valle” y modificamos un poco el plan para
poder acompañar a los toledanos a la Ermita de la Virgen.
Nuestro
recorrido del día se basó en las puertas, puentes y conventos de la ciudad.
Rodeamos
la Catedral y giramos en la Posada
de la Hermandad por la Calle Coliseo, aquí tenemos acceso a dos Callejones de
leyenda, el del Infierno y el del Diablo.
Por la
Cuesta de los Pascuales y tras la Calle Soledad llegamos al Alcázar. Ubicado en la parte más alta
de Toledo, desde su posición domina toda la ciudad.
Lo que
comenzó como palacio romano en el S. III, en 1.535 el arquitecto Alonso de
Covarrubias lo convirtió en un edificio sobrio, cuadrado y cerrado en torno a
un patio rectangular con fachada de tres pisos. Reedificado tras su destrucción
en la Guerra civil, actualmente alberga el Museo del Ejército.
Bajamos
por la Calle Horno de los Bizcochos, la Calle de la Magdalena y Barrio Rey
hasta la Plaza Zocodover. Punto de
reunión de la ciudad aquí se celebran todo los actos de importancia de Toledo y
antiguamente otros como corridas de toros, las fiestas de la localidad o los
autos de fe…
Por la
Calle Santa Fe y al fondo de la misma
tenemos la fachada con su Santiago Matamoros, que es de lo poco que queda,
junto con el ábside, del antiguo Convento
de Santa Fe.
Rodeamos
el Museo de Santa Cruz, que en su
origen fue un hospital y se convirtió en museo en el S. XIX. Fundado por el
Cardenal Mendoza para niños huérfanos, la bella portada plateresca es de Alonso
de Covarrubias.
La Calle
Concepción nos lleva, como no, al Convento
de la Concepción. Fundado en 1.632 es de una magnífica sencillez, con una
visión del exterior de la torre mudéjar y fachada encalada en parte y en la
otra parte ladrillo visto.
Las
Escaleritas del Miradero nos prestan unas magníficas vistas del Puente de Alcántara y del Río Tajo.
Bajamos
las escaleritas hasta dicho puente, objeto de fotógrafos y turistas. De origen
romano, bajo el reinado de Alfonso X fue muy dañado y se reconstruyó. El
torreón occidental pertenece a este mismo periodo, modificado bajo el reinado
de los Reyes Católicos. El oriental fue reempleado por un arco triunfal barroco
en 1.721.
Rodeamos
Toledo subiendo por la Calle Gerardo Lobo parándonos un ratito en el Miradero Palacio de Congresos. Seguimos
hasta la Puerta del Sol. De estilo
mudéjar, daba paso al recinto amurallado, se construyó en el último cuarto del
S. XIV. Posee arco de herradura acogido por arco de herradura apuntado. Entre ambos tenemos un relieve que nos
muestra la “Imposición de la Casulla a
San Idelfonso bajo el Sol y la Luna”. Encima de este, doble arquería de arcos
apuntados ciegos en la inferior y lobulados en la superior. Dos torreones, uno
cuadrado y otro semicircular completan la edificación.
De aquí
por la calle Real del Arrabal, nos encontramos con la Iglesia Santiago del Arrabal cuya entrada está por la Plaza
Santiago del Arrabal. Se construyó en el S. XIII y consta de tres naves con
crucero y tres ábsides, los cuales destacan en su fachada, con arquillos de
medio punto apuntados y lobulados. La fachada principal se encuentra elevada
para salvar el desnivel de la Plaza, nos muestra forma escalonada con vanos
simétricos. La torre es la más antigua de la ciudad, se trata de un antiguo
minarete musulmán, posee planta cuadrada rematada por ventanas de arco de
herradura sobre columnillas de mármol rematadas por un alfiz.
Y a
continuación tenemos la Puerta de
Bisagra. La nueva, ya que la antigua nos la encontraremos más
adelante. De origen musulmán, fue
reconstruida durante el reinado de Carlos V y Felipe II, según diseño de Alonso
de Covarrubias. Está formada por dos cuerpos con un patio de armas en medio. El
cuerpo exterior posee un arco del triunfo de sillares almohadillados coronados
por el escudo imperial. El cuerpo interior posee arco de medio punto flanqueado
por dos torreones semicirculares.
Atravesamos
la Puerta de Alfonso VI o Puerta de
Bisagra antigua. Es el único resto de la muralla árabe antigua que nos queda.
Posee fachada exterior de arco de herradura rodeado por un alfiz, atravesado
por un gran dintel y rematado con un relieve visigodo. La parte superior es un añadido mudéjar y conserva
un pequeño postigo de paso.
Cruzamos
el parking de nuestra izquierda para ascender al Toledo antiguo de nuevo por
las escaleras mecánicas.
Las
escaleras nos dejan frente al edificio de finales del S. XIX que alberga la Diputación Provincial.
La Calle
Santa Leocadia nos lleva a la Iglesia y al Convento del mismo nombre junto al de
Santo Domingo el Antiguo.
Se supone
que la Iglesia de Santa Leocadia fue
edificada sobre la casa original de la santa, existe una pequeña cueva junto al
presbiterio donde se dice practicaba sus oraciones. Con torre y ábside mudéjar de arcos ciegos,
sucesivas reformas han ido transformando la antigua iglesia mudéjar en la
actual, siendo la última en 1.800 adaptándola al gusto neoclásico.
Cruzamos
la Plaza y tras la Calle Aljibe, la Plaza de Santo Domingo El Real concentra cinco
conventos, Capuchinas, Santo Domingo El Real, Comendadoras de Santiago, Monasterio de Santa Clara y un poco más
allá el de Carmelitas Descalzos.
El Convento de las Capuchinas, con iglesia
dedicada a la Purísima Concepción, se comenzó en 1.666, posee fachada de
ladrillo repintado, hornacina con imagen de la virgen en mármol blanco y planta
rectangular de una sola nave.
El Convento de Santo Domingo El Real, fundado
en 1.364, la entrada se encuentra situada en una plaza dedicada a Gustavo
Adolfo Bécquer y nos muestra pórtico renacentista sobre columnas toscanas.
Las Comendadoras de Santiago ocupan una
parte de lo que fue el Monasterio de Santo Domingo El Real, destaca su
claustro, denominado de La Mona.
El Monasterio de Santa Clara, es el mas
antiguo de la ciudad y se amplió mediante
el cobertizo de Santo Domingo para coger las casas de al lado.
Finalmente
el Convento de los Carmelitas Descalzos,
del S. XVII nos ofrece una muestra del barroco toledano.
Atravesamos
el Cobertizo de Santa Clara para coger la Calle Alfonso X El Sabio y frente a
San Ildefonso bajamos la cuesta del Callejón de Jesús y María, atravesamos la
Plaza del Ayuntamiento y continuamos bajando por la Calle Pozo Amargo, hasta el
río, donde una barcaza junto a la Casa
del Diamantista, cuyo dueño diseñó la corona que luciría Isabel II en su
coronación, nos llevará a la otra orilla para, como los
toledanos, ir en romería a la Ermita.
Tras
subir a pie sin demasiada prisa durante unos veinte minutos nos encontramos con
la Iglesia. Queríamos entrar, pero la cola de devotos era demasiado larga y pretendíamos
ver el ambiente. Los alrededores estaban llenos de chiringuitos con comida,
bebida, frutos secos, gominolas, camisetas, gorros, en fin, como en cualquier romería.
Comimos
montaditos, migas y paella, tomamos unas cervezas y nos entretuvimos dando una
vuelta antes de coger el autobús que nos devolviera a la población.
Toledo
tiene mucho que ver, demasiado para solo dos días. Merece varias visitas para
poder asimilar todo lo que te puede dar. Y no olviden la cámara de fotos por la
noche, Toledo les ofrecerá unas imágenes preciosas.
Fecha de visita: Abril 2011
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