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CAMINO:
Dejamos
Essaouira
y cogimos la carretera de la costa. Resultó un viaje muy
entretenido.
Los
pueblos, los campos, los niños volviendo del cole...
Yo
hacía fotos cada vez que atravesábamos un pueblo, siempre llenos de
gente, coches, tenderetes, carros tirados por caballos, bicis,
motos...
Fue
un viaje muy interesante porque da una idea del país.
De
nuevo nos pararon los controles de policía.
Algunas
visitas a ciertas ciudades te dejan un gusto a poco, quiero decir,
por causas ajenas a nosotros el recorrido turístico por Casablanca
fue para mi escaso, me dejó un recuerdo muy vago, todo muy rápido,
mucho coche, muy de pasada, me da un poco de pena, pero aún así os
dejo lo que pudimos ver en nuestra extraña visita.
Fundada
en el S.XI como Anfa, pasó en 1,770 al Sultán
Mohámed
Ben Abadía
que
la reconstruyó y dotó de mezquita, hamman y madraza. A principios
del S.XX bajo el protectorado francés se convierte en el principal
puerto de Marruecos, resultando un punto estratégico durante la
segunda guerra mundial. Tras su independencia en 1,956 la ciudad
experimenta un fuerte auge industrial que le otorga el puesto de
esencial eje económico del país.
Para
no perder el tiempo, lo primero que nos acercamos a ver fue la
Mezquita de Hassan II.
Es
enorme, la mas grande de Marruecos, la segunda del mundo después de
La Meca y el más alto, su minarete tiene 172m.
Se
accede a través de una explanada llena de gente, familias, parejas,
niños patinando...
Está
junto al mar, sobre una península artificial construida en 1985 por
el rey Hassan II y diseñada por el arquitecto francés Michel
Pinseau.
La
luz del atardecer se filtra por las ventanas y el techo es retráctil
para permitir la vista del cielo desde la sala de oraciones.
El
interior es amplio, enorme, con grandes lámparas de cristal
italianas colgando del alto techo, madera traída del Atlas y mármol
de Carrara.
Nos
quedamos en las enormes puertas de acceso, no se podía entrar.
De
aquí con el coche nos encaminamos
al bazar
Al-Habous zoco
de los artesanos construido por los franceses.
Recorremos
las calles con paredes blancas y arcos de piedra donde se abren los
puestos.
Podemos
encontrar objetos de forja, bonitos taburetes de madera, bandejas de
cobre y latón, babuchas, velas, perfumes, cerámica...
Un
callejón nos lleva a una placita en la que se venden solo aceitunas,
denominado el Zoco de las Aceitunas, como no podía ser de otra
manera.
Cada
puesto tiene enormes barriles llenos de distintos tipos de aceitunas
aliñadas de diferente manera. ¡¡¡Hay que probarlas!!!!
Paseamos
tranquilamente recorriendo sus calles porticadas, los tenderos son
agradables, sin obligarte a nada y dejándote mirar y escoger con
calma, se estaba bien, no había mucha gente...
Contiguo
al barrio de Al-Habous
se encuentran las Mezquitas
de de
Mohamed V y Moulay Jousef,
junto a los jardines.
Y
el edificio
Mahkama
Pacha,
tribunal y sala de recepciones con bellos patios.
Cogimos
el coche y nos fuimos hasta otro mercado que solo tiene objetos de
pasamanería, hilos, cuentas, cintas, como si todas las cosas que
encuentras en una mercería tuvieran, cada una de ellas su propio
puesto. Me gustó mucho el sitio y a cualquiera que le guste coser le
encantaría.
Nos
enfrentamos de nuevo al caos circulatorio de Casablanca, coches en
segunda y tercera fila y camiones descargando la mercancía junto a
conductores que se saltan a la torera la reglas de circulación.
Nos
acercamos a la Medina, situada
junto al puerto, pasando
por el mítico “Rick´s
Café”, aunque realmente
nunca existió, ya que “Casablanca” no se rodó en esta ciudad.
Las
casas frente al puerto posee las contraventanas de un tono verde
turquesa que destacan sobre la muralla con el color de barro.
Pasamos
junto a los talleres donde te arreglan todo tipo de objetos, motos,
electrodomésticos, muebles...
Casablanca
también posee una zona de grandes avenidas en obras con sus altos
edificios donde de vez en cuando aparece una bonita villa en medio de
dos moles, la mayor parte de las veces están hechas polvo.
Ciudad
de contrastes, edificios de principios del S.XX de estilo colonial
junto a modernos inmuebles de reciente construcción.
Andamos
hasta un mercado con puestos de flores, carnes, frutas, pescado y en
la planta de arriba talleres donde arreglaban ropa, pequeños
aparatos, zapatos... De todo. Y estuvimos entretenidos un rato viendo
como hacían en un puesto las láminas con las que se hacen las
pastillas y los postres.
Desde
hace unos años uno de los sitios de encuentro para los habitantes de
Casablanca es el “Morocco
Mall”, el segundo centro
comercial mas grande de África. Posee un enorme acuario con ascensor
en su interior, un huevo en el centro con fachada metálica alberga
las galerías “La Fayette”.
Una
alfombra con arabescos nos marca la zona mas chic con tiendas de
Prada, Gucci o Louis Vuitton...
Una
especie de mimiparque de atracciones hace las delicias de los mas
pequeños y en el exterior un estanque con chorros de agua se mueven
al ritmo de Shakira.
El
resto es como cualquier otro centro comercial. La carretera que lleva
al Mall va paralela a la playa, llena de gente, puestos y
chiringuitos.
El
último día nos fuimos a la estación de trenes, compramos dos
billetes a Marrakech
en primera por 140 dihams cada uno y nos acomodamos en el cubículo
asignado junto a nuestros compañeros de viaje. Un camarero pasa
vendiendo comida y bebidas.
Tres
horas después llegamos a Marrakech.
En
la misma estación cogimos un taxi que por 100 dihams y tras
empujarlo porque no arrancaba, nos llevó al aeropuerto.
Fecha
de visita: Septiembre 2012