14 ene 2014

CASABLANCA

- CAMINO:
Dejamos Essaouira y cogimos la carretera de la costa. Resultó un viaje muy entretenido.


Los pueblos, los campos, los niños volviendo del cole...

 
 








Yo hacía fotos cada vez que atravesábamos un pueblo, siempre llenos de gente, coches, tenderetes, carros tirados por caballos, bicis, motos...

 

 






 
Fue un viaje muy interesante porque da una idea del país.









 

De nuevo nos pararon los controles de policía.
Algunas visitas a ciertas ciudades te dejan un gusto a poco, quiero decir, por causas ajenas a nosotros el recorrido turístico por Casablanca fue para mi escaso, me dejó un recuerdo muy vago, todo muy rápido, mucho coche, muy de pasada, me da un poco de pena, pero aún así os dejo lo que pudimos ver en nuestra extraña visita.
Fundada en el S.XI como Anfa, pasó en 1,770 al Sultán Mohámed Ben Abadía que la reconstruyó y dotó de mezquita, hamman y madraza. A principios del S.XX bajo el protectorado francés se convierte en el principal puerto de Marruecos, resultando un punto estratégico durante la segunda guerra mundial. Tras su independencia en 1,956 la ciudad experimenta un fuerte auge industrial que le otorga el puesto de esencial eje económico del país.
Para no perder el tiempo, lo primero que nos acercamos a ver fue la Mezquita de Hassan II.



Es enorme, la mas grande de Marruecos, la segunda del mundo después de La Meca y el más alto, su minarete tiene 172m. 

 
Se accede a través de una explanada llena de gente, familias, parejas, niños patinando...

 
 








Está junto al mar, sobre una península artificial construida en 1985 por el rey Hassan II y diseñada por el arquitecto francés Michel Pinseau.


 






 








La luz del atardecer se filtra por las ventanas y el techo es retráctil para permitir la vista del cielo desde la sala de oraciones.
El interior es amplio, enorme, con grandes lámparas de cristal italianas colgando del alto techo, madera traída del Atlas y mármol de Carrara.



Nos quedamos en las enormes puertas de acceso, no se podía entrar. 

  












De aquí con el coche nos encaminamos al bazar Al-Habous zoco de los artesanos construido por los franceses.




 
Recorremos las calles con paredes blancas y arcos de piedra donde se abren los puestos.



Podemos encontrar objetos de forja, bonitos taburetes de madera, bandejas de cobre y latón, babuchas, velas, perfumes, cerámica...



Un callejón nos lleva a una placita en la que se venden solo aceitunas, denominado el Zoco de las Aceitunas, como no podía ser de otra manera.


Cada puesto tiene enormes barriles llenos de distintos tipos de aceitunas aliñadas de diferente manera. ¡¡¡Hay que probarlas!!!!


Paseamos tranquilamente recorriendo sus calles porticadas, los tenderos son agradables, sin obligarte a nada y dejándote mirar y escoger con calma, se estaba bien, no había mucha gente...
 


 









Contiguo al barrio de Al-Habous se encuentran las Mezquitas de de Mohamed V y Moulay Jousef, junto a los jardines.

 

Y el edificio Mahkama Pacha, tribunal y sala de recepciones con bellos patios.


Cogimos el coche y nos fuimos hasta otro mercado que solo tiene objetos de pasamanería, hilos, cuentas, cintas, como si todas las cosas que encuentras en una mercería tuvieran, cada una de ellas su propio puesto. Me gustó mucho el sitio y a cualquiera que le guste coser le encantaría.



Nos enfrentamos de nuevo al caos circulatorio de Casablanca, coches en segunda y tercera fila y camiones descargando la mercancía junto a conductores que se saltan a la torera la reglas de circulación.

 
 





Nos acercamos a la Medina, situada junto al puerto, pasando por el mítico “Rick´s Café”, aunque realmente nunca existió, ya que “Casablanca” no se rodó en esta ciudad.


Las casas frente al puerto posee las contraventanas de un tono verde turquesa que destacan sobre la muralla con el color de barro.



Pasamos junto a los talleres donde te arreglan todo tipo de objetos, motos, electrodomésticos, muebles...



Casablanca también posee una zona de grandes avenidas en obras con sus altos edificios donde de vez en cuando aparece una bonita villa en medio de dos moles, la mayor parte de las veces están hechas polvo.



Ciudad de contrastes, edificios de principios del S.XX de estilo colonial junto a modernos inmuebles de reciente construcción.




 









Andamos hasta un mercado con puestos de flores, carnes, frutas, pescado y en la planta de arriba talleres donde arreglaban ropa, pequeños aparatos, zapatos... De todo. Y estuvimos entretenidos un rato viendo como hacían en un puesto las láminas con las que se hacen las pastillas y los postres.



Desde hace unos años uno de los sitios de encuentro para los habitantes de Casablanca es el “Morocco Mall”, el segundo centro comercial mas grande de África. Posee un enorme acuario con ascensor en su interior, un huevo en el centro con fachada metálica alberga las galerías “La Fayette”.


Una alfombra con arabescos nos marca la zona mas chic con tiendas de Prada, Gucci o Louis Vuitton...


Una especie de mimiparque de atracciones hace las delicias de los mas pequeños y en el exterior un estanque con chorros de agua se mueven al ritmo de Shakira.


El resto es como cualquier otro centro comercial. La carretera que lleva al Mall va paralela a la playa, llena de gente, puestos y chiringuitos.
El último día nos fuimos a la estación de trenes, compramos dos billetes a Marrakech en primera por 140 dihams cada uno y nos acomodamos en el cubículo asignado junto a nuestros compañeros de viaje. Un camarero pasa vendiendo comida y bebidas.


Tres horas después llegamos a Marrakech.
En la misma estación cogimos un taxi que por 100 dihams y tras empujarlo porque no arrancaba, nos llevó al aeropuerto.
Fecha de visita: Septiembre 2012

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