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PARADA:
El
restaurante “Comptoir Darna”,
situado en la Av. Echouhada Hivernage de Marrakech,
es perfecto para disfrutar de una excelente comida marroquí y
empaparte de la cultura local ya que la cena viene acompañada de
espectáculo.
La
acogida por parte de los empleados al llegar es impresionante, ya que
hay gente recibiéndote en la puerta, en el pasillo, en la mesa de
recepción... Como llegamos tarde tuvimos que esperar a que nos
dieran mesa, así que mientras esperábamos subimos por la escalera
imperial para disfrutar de unas cervecitas en la planta de arriba.
Madera
oscura, mesas bajas con silloncitos, velas, lámparas con cristales
de colores y varias estancias forman el comedor. Las paredes poseen
un acabado típico de la artesanía marroquí, como un estuco
brillante que también se puede ver en objetos de cerámica.
Hay
patios interiores con plantas donde fumar una shisha y tomar un te
con menta. Al entrar en el restaurante, el primer pasillo posee una
sala de sofás con mesitas y luz tenue donde relajarse entre velas y
ligeras cortinas.
La
planta alta además de utilizarse como comedor está el bar, con su
amplia barra llena de bebidas y degustar elaborados cócteles. Se
accede a través de una doble escalera de madera con candelabros en
el descansillo y ajetreo de camareros con grandes bandejas llenas de
comida.
Tras
unos tragos a nuestra cerveza “Casablanca” (90 dirhams) nos
dijeron que teníamos la mesa lista.
Nada
más sentarnos, precedidos por una agradable camarera, comenzó el
espectáculo, bailarinas del vientre, con sus suaves contoneos
aparecieron en el comedor, junto a ellas otras mujeres con velas en
la cabeza bailaban manteniendo el equilibrio.
Las
bailarinas se movían entre las mesas donde los clientes les
colocaban billetes enganchándolos en la ropa. Mientras, los
camareros palmeaban desde la escalera.
Una
vez terminado el espectáculo, el cual se repite varias veces a lo
largo de la noche, nos tomaron nota y nos sirvieron el pan.
En
la cestita había dos tipos, de romero y de sésamo con aceitunas. A
mí me gustaron los dos, mas fuerte el de aceitunas, a mis compañeros
no les agradó mucho el de romero, decían que sabía a moho.
Como
entrante pedimos pastilla de pollo. Me gustó mucho, es el plato que
más me ha gustado de Marruecos, una mezcla de salado y dulce, el
pollo junto con la canela y las uvas pasas... buenísimo... y luego
el crujiente del exterior, con azúcar glass. Impresionante.
Para
los segundos platos tardaron una barbaridad, menos mal que teníamos
el vino. Uno marroquí, llamado “Volubilia” que estaba bastante
bien.
Cuando
por fin atraparon el cordero nos lo trajeron a la mesa en una bandeja
y lo deshuesaron delante nuestro, estaba rodeado por verduras al
vapor y muy hecho, por lo que me gustó, muy bueno y muy sabroso.
También
tomamos tallín de pollo con limón y aceitunas, iba acompañado de
cuscus y me encantó, he de confesar que casi todo me lo comí yo, ya
que los demás tiraron del cordero, el plato era para dos, pero como
podéis ver en la foto había cordero para seis.
El
local muy chulo, el ambiente muy turístico, mucho guiri, las
bailarinas... la comida genial, lo peor la música, muy alta, tanto
que casi no se podía hablar y también lo que tardaron en traer los
platos. ( 335 dirhams p.p.)
Fecha
de visita: Septiembre 2012
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